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"No es mucho," advierte Erik mientras abre la puerta de su apartamento, sabiendo que su desordenado desván no es nada parecido a lo que Charles está acostumbrado, no haya nada fino o exquisito ahí. Es un desastre, más que nada, y Erik se está maldiciendo a sí mismo mentalmente por no tener la previsión de ordenar un poco antes de traer a Charles mientras empuja la puerta para abrirla e invitarlo a pasar.

Sin embargo, cualquiera temor muere rápidamente cuando Charles mira con ojos muy abiertos, contemplando con entusiasmo todo lo que hay en el apartamento, las grandes ventanas del extremo opuesto que inundan todo el desván de luz, los varios lienzos, unos en blanco y otros con color que están esparcidos alrededor, algunos con la pintura fresca. El apartamento entero de Erik es, esencialmente, una gran habitación, con un pequeño rincón para la cocina a un costado y un baño y algunos muebles dispersos al azar, y Erik nunca ha sentido la necesidad de impresionar a nadie con ello, porque él lo adora absolutamente,  pero por alguna razón, ver a Charles mirando a su alrededor con asombro y mirando curiosamente sus pinturas a medio terminar le trae la más extraña sensación de paz, de alivio, como si pudiera dormir tranquilo de nuevo, aunque él no tiene problemas para dormir.

"¿Estos son todos tuyos?" pregunta Charles, señalando las pinturas que cubren el apartamento, hay color en sus mejillas. Él sonríe, brillante, grande y genuino. "Son increíbles."

Erik se encoge de hombros y sonríe con el tipo de orgullo tímido que siempre siente cuando alguien comenta su trabajo, ampliado aún más porque es Charles. "Todavía no están terminados," murmura, tratando de suprimir el rubor que está por llegar a su cuello.

Charles mira a Erik, con los ojos anchos y oscuros de emoción y algo más profundo, algo más intenso. "¿Podrías pintarme?" Pregunta Charles con entusiasmo. "¿Ahora mismo?"

Erik parpadea, sorprendido por la súbita petición de Charles. Pero él está de acuerdo de todos modos, porque no es como si no lo hubiera pensado, ya se había preguntado cómo sería permitirse capturar las suaves curvas de su cuerpo, dejar que sus ojos perduraran en el exuberante rojo de sus labios y el azul brillante de sus ojos. E incluso si Erik no hubiera estado contemplando la idea desde hace algún tiempo, la expresión ansiosa y rosada en la cara de Charles habría sido más que suficiente para convencerlo.

"¿Dónde debería... ?"

"Justo al lado de la ventana, ponte cómodo," dice Erik. Y luego agrega: "Probablemente tendrás que sentarte un rato."

Charles asiente y arrastra un taburete y se sienta mientras Erik descubre un lienzo en blanco. Erik acomoda su caballete y saca sus pinturas, luego levanta la vista y respira profundamente, porque Charles está posado delicadamente encima del taburete, con una pierna cruzada sobre la otra, la cabeza ligeramente inclinada hacia un lado, y la luz de la ventana está enmarcando su cuerpo en un resplandor cálido, haciéndole una silueta ligera, llena de gracia. Es absolutamente impresionante.

"¿Esta bien?" pregunta Charles, sonriendo tímidamente.

"Sí," dice Erik, sin aliento. "Sí, es perfecto."

Y Erik pinta. Y no es nada como lo que ha pintado antes. Es suave y sin esfuerzo, su pincel volando sobre el lienzo antes de que tenga tiempo para pensar en el color o la composición o el espacio negativo. Es como si la pintura en sí misma fluyera de él, y es mejor que cualquier cosa que haya hecho antes.

"Puedes levantarte y moverte si quieres," dice Erik después de aproximadamente una hora. "Para estirar las piernas."

Charles sacude la cabeza sólo un poco. "Estoy bien," dice, con la voz callada. "Sigue."

Así que Erik sigue pintando. Sigue pintando hasta que el sol está bajo en el cielo, Charles no le pide ni una vez que se detenga, solo se sienta allí, suave y angelical, y tan, tan perfecto que Erik casi piensa que está soñando. Cuando Erik terminó, o pensó que había terminado, ya que sabe que cuando lo mire días después empezará a quejarse y trabajar en el un poco más (siempre lo hace), el desván está bañado en cálida luz del atardecer, los muebles arrojan largas sombras a través del suelo de madera. Cuando Charles se desliza silenciosamente de su taburete para mirar el cuadro, lo observa con ojos anchos y una expresión tan asombrada que Erik quiere besarlo justo ahí, quiere pasar sus labios por todo el cuerpo de Charles hasta que Charles ya no pueda pensar coherentemente. 

"Joder," suspira Charles, mirándolo fijamente. Vuelve la mirada hacia Erik, y Erik puede ver que los ojos de Charles son oscuros y vibrantes, pupilas dilatadass y sus labios son muy, muy rosados. "Joder, Erik, eres increíble."

Y luego Charles besa a Erik, besándolo como si fuera a morir si no lo hace, como si nunca quisiera hacer otra cosa, y Erik gime en su boca, retrocediendo hacia la cama. Charles se arquea bajo Erik mientras él echa mano para sacar la camisa de Charles y Charles se ríe, cálido y suave y fácil, y tira la camisa de Erik por encima de su cabeza. Charles posa sus labios en el cuello de Erik, y Erik suelta un gemido agudo mientras Charles muerde su clavícula, incapaz de reprimir el escalofrío que baja por su espina dorsal.

"Eres perfecto," murmura Charles, presionando sus labios en los de Erik. "Jesucristo, Erik, eres tan jodidamente perfecto."




***

n/t: sólo tengo algo que decir

Quiero que me pintes como a una de tus chicas francesas

500 Days of Charles  //  CherikWhere stories live. Discover now